Por Daniel Jacobsen para Mundo Gremial, Secretario Nacional de Prensa, Cultura y Comunicación de SUTCA.
En una modalidad que lamentablemente se repite en sitios de nuestro país en donde no hay representación gremial y que nos hacen retroceder 100 años en nuestra historia, en nuestra provincia de Formosa, los trabajadores de seguridad privada en muchos caso no solo que cobraban sus haberes en negro, sino que lo percibían en forma de vales que debían ser canjeados en supermercados o negocios vinculados a los mismos empresarios.
Ésta práctica detestable solo podía llevarse a cabo con la sistemática complicidad del pseudo sindicato patronal UPSRA, histórico socios de los empresarios, que han explotado a los compañeros por más de 30 años.
Firmaron, insolitamente, un Convenio Colectivo de Trabajo en donde prohibían el derecho a huelga, en donde aún hoy no se abonan los feriados al 100% conforme a derecho, en donde las jornadas laborales de 12 horas son moneda corriente y en donde también te obligan a trabajar hasta 16 horas diarias si “razones operativas a si lo ameritan”.
Y que por supuesto no brindan ningún tipo de cobertura médica, ya que quebraron la Obra Social. Hoy es un sindicato en virtual desaparición, intervenido, con una estructura residual que solo sirve para que unos pocos hagan su negocio. Que crean una fachada de una falsa disputa interna entre históricos socios, con el solo objeto de lavarse la cara para seguir con las mismas prácticas.
Esta situación hacía que los trabajadores cobraran un promedio de $3.500 mensuales, que representaba solo el 35% de lo que deberían cobrar por convenio, en un contubernio mafioso entre empresarios, autoridades laborales locales y ese “sindicalismo de negocios” que representó la mayor traición dentro del Movimiento Obrero Argentino.
Esto que nos sumerge en un profundo túnel y nos lleva a la situación de los obreros de principios del siglo pasado, anterior a la irrupción del peronismo en el escenario argentino, se daba solo unos meses atrás.
La firme irrupción del SUTCA en la provincia, con la conducción local del “Gringo” Báez y la nacional de Christian López, fueron revirtiendo décadas de humillación. Hubo empresas que al no aceptar pagar como marca las leyes laborales y los Convenios, debieron quebrar o emigrar hacia otros lados. Otras comenzaron a abonar los salarios como corresponde.
Con muchas seguimos en la lucha para torcerles el brazo. No fue fácil, pero el acompañamiento que tenemos desde la CGT con la conducción del compañero Hilario Martínez y con el “Gringo” Báez como presidente de la Juventud Sindical, estamos convencidos que más temprano que tarde conquistaremos definitivamente la dignidad de los trabajadores de seguridad privada. Dignidad que no se mendiga, sino que se conquista en la calle.